ACTITUD EXHIBICIÓN DEL MIEDO
Todos hemos observado el comportamiento de los animales cuando sienten miedo, y ésta misma observación nos permite vernos a nosotros mismos en situaciones de miedo, debido a que como sabemos, el miedo psicológico también presenta las mismas manifestaciones que el miedo físico, que compartimos con los animales.
Mi mamá, solía decirnos cuando niñas que nosotras nos parecíamos a perros y gatos. Ésta expresión logré entenderla a través del tiempo, porque comprendí su significado. Mi familia estaba conformada por mi papá, mi mamá y mis 9 hermanas, lo que ocasionaba que discutiéramos mucho por cualquier motivo. Se dice que los perros y gatos se repelen.
Cuando un animal se siente amenazado por otro puede optar por uno de estos comportamientos: huir, atacar, paralizarse o someterse. Escoger una de éstas opciones dependerá de las particularidades del agresor y de las condiciones del mismo. Pues bien, cuando los humanos sentimos éste miedo psicológico, también reaccionamos de la misma manera, con la diferencia que en los animales lo llamamos comportamiento y para nosotros es una actitud. Es por ello, que cuando sentimos miedo lo manifestamos a través de nuestras actitudes.
Es así, como la actitud correspondiente a atacar, es la actitud agresiva. Recordemos que agresividad no es sinónimo de violencia. La agresividad adopta diferentes modalidades. Por ejemplo, la mala educación. Es increíble ver ahora como personas de buen nivel cultural y social incurren en actos de mala educación. La falta de generosidad, impuntualidad, gestos agresivos en contra de las personas mayores, falta de solidaridad, en fin, lo que antes importaba, ahora no importa.
La actitud que adoptamos al huir, es nuestra actitud tímida. En ocasiones muchas personas reaccionan con pasividad, adoptando una actitud de huida. Estas personas temen y no afrontan las situaciones, se esconden e intentan pasar por desapercibido y le temen al sufrimiento.
La actitud referida a paralizarse, es una actitud bastante particular, porque puede ser desde la actitud rígida, la tensa o la indecisa, ésta última colocándola en el plano profesional.
Estas actitudes generadas por el miedo al rechazo, tienen su grado de perversidad, debido a que el miedo al rechazo provoca inexorablemente rechazo. Cuando nos referidos a las personas agresivas, ésta actitud les empaña el brillo de sus conocimientos y de su preparación, desmejorando así su valor profesional y personal. Las personas tímidas son más tolerantes que las agresivas, pero cuando son muy tolerantes se convierten en personas marginadas.
Muchas veces aplicamos la tolerancia a cosas o personas que no nos gustan y hacemos un esfuerzo para aceptarlo y evitar entrar en conflictos. Por otro lado, están los indecisos, torpes o tensos, que bloquean su creatividad, no toman decisiones, se limitan a cumplir órdenes y no tienen autonomía. Y, finalmente están los sumisos, quienes obedecen con humillación.
Por ello, debemos ser conscientes de nuestro miedo y procurar estar en nuestra zona de confort para rescatar la tranquilidad y planificar estratégicamente nuestras actitudes.
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