lunes, 29 de marzo de 2021

¿CÓMO CONSERVAR TU SALUD MENTAL EN TIEMPOS DE PANDEMIA?

 



La Organización Mundial de la Salud reconoce que no existe una definición oficial de Salud Mental. Las definiciones varían en función de diferencias culturales, asunciones subjetivas y teorías profesionales.

No obstante, los teóricos coinciden en que “salud mental” y “enfermedad mental” no son conceptos opuestos, debido a que la ausencia de algún desorden mental no implica que gocemos de una buena calidad de vida. Y, al contrario, que tengamos un trastorno no nos impide gozar de una calidad de vida razonablemente buena. Verbalización 

La salud mental es una cuestión que nos afecta a todos. Por ello, no sólo las personas que padecen un tipo de trastorno en particular deben cuidarla, sino que debemos tenerla en cuenta todos, porque cualquiera pudiera sufrir alguna patología mental a lo largo de su vida.

En las diversas circunstancias que se nos presentan a lo largo de la vida, siempre tendremos reacciones psicológicas adaptativas y no adaptativas, pero en éstas circunstancias actuales de pandemia por el coronavirus, se presentan de manera inevitable. 

Me permitiré relatar mi historia en relación con la llegada del Covid-19, para ejemplificar comportamientos, emociones y sensaciones de los fenómenos psicológicos que se vislumbran en la misma, con la finalidad de aprender a identificarlos y manejarlos para evitar que se conviertan en reacciones no adaptativas, disfuncionales o patológicas.

A mediados de diciembre de 2019, una de mis hermanas me comentó sobre un virus en China, y en realidad no le di mucha importancia. Lo único que pasó por mi mente fue la distancia entre China y Venezuela y le dije que no creía ese virus se propagara y nos visitara. 

A la semana siguiente, visitamos a mí suegra, ella es aficionada a la radio, y nos comenta que están pasando la noticia que el “El médico Li Wenliang de Wuhan China, sugiere que se tenga cuidado con una enfermedad contagiosa que inicia como una gripa y termina en neumonía”. También, le dije lo mismo que a mi hermana y tampoco le presté atención. 

Los días pasaron y de lo que menos estaba pendiente era de ese fulano virus. Acostumbro a hacer siesta después del almuerzo, con el televisor encendido y cuando comenzaba a conciliar el sueño, escucho la noticia que el médico Li Wenliang, quien diagnosticó por primera vez la presencia de la infección en Wuhan, había muerto por una neumonía causada por el coronavirus, la enfermedad descubierta por él en diciembre 2019.

Es así, cuando comienzo a preocuparme. La noticia sobre la escalada de la epidemia circulaba por todas partes del mundo. Ya no era China, sino Italia, después España, Suiza y Alemania. Mi temor en ese momento era que de llegar esa pandemia a mi país (Venezuela), sería un caos total, debido a que nuestro sistema de salud no estaba en capacidad de enfrentar un brote de la enfermedad. 

A partir de entonces la palabra coronavirus se convirtió en la más aterradora de todas, a pesar de que muchos la envolvieron con su buen humor. Particularmente, con tan sólo escucharla ya sentía miedo. 

El viernes 13 de marzo, Venezuela anuncia su primer caso confirmado de Covid-19. Recuerdo muy bien ésta fecha porque el sábado 14 mi esposo celebraba su aniversario de vida y para ello realizamos una pequeña reunión con amigos y familiares. Ese día todos hablábamos del Covid-19, parecía que más bien le estábamos celebrando su llegada al mundo.  

El lunes 15 de marzo, inicia el período de cuarentena y con ello el miedo, el malestar y la incertidumbre. Muchas interrogantes pasaban por mi mente, de las cuales ninguna tenía respuesta concreta. Lo único cierto era que se debía cumplir con las normas impuestas por el Ejecutivo Nacional.  El cierre de los centros educativos y de algunos sectores fueron acatados inmediatamente. 

Por otro lado, la situación económica del país tampoco era de gran ayuda para quienes no contaban con ingresos fijos y dependían de su trabajo diario. Estar encerrados sin generar ingresos para el sustento diario, se convirtió en un tormento. Ya, no era sólo la situación del Covid-19, la única preocupación en Venezuela, sino la cantidad de personas sin recursos en sus hogares. Esto fue generando un tamiz de desesperanza y temor. 

Mi mundo, se saturó de información sobre el Covid-19. Mis pensamientos viajaban a diferentes partes del planeta, imaginaba personas enfermas, hospitales abarrotados, personas fallecidas, en fin …mis pensamientos no eran nada placenteros. Esto me llevó a tener insomnio y estaba paranoica. Fue así cuando entendí que la pandemia era una realidad en mí país, en mi urbanización, en mi calle, debido a qué a tres días de haber confirmado el primer caso en el país, la cantidad de casos confirmados había aumentado a 17.  

Ahora bien, antes de la pandemia, mi vida giraba alrededor de trabajo y casa. Salíamos a las 7.00 am y regresábamos a las 3:00 pm. Además, realizaba trabajos extras y eso me mantenía activa. Mi esposo y yo, tenemos proyecto en común que también desarrollamos algunas veces desde casa. Así, solíamos pasar el tiempo. El fin de semana frecuentemente salíamos a divertirnos un rato, visitar familiares y compartir con amigos. 

La libertad que tenemos de poder hacer lo que queramos es algo invaluable, y es allí, precisamente donde radica el problema. A nadie le gusta que le impongan hacer algo, porque de hacerlo no lo hará de buena manera. La medida de acatar la cuarentena al principio fue receptiva, pero a medida que pasaba el período muchos ya estaban fastidiados y la catalogaban como un castigo, como pérdida de tiempo y para muchos improductiva. 

En mi caso, no fue difícil quedarme en casa, primero porque disfruto estando en ella, y además sentía la obligación y responsabilidad de hacerlo para evitar contagiarme y contagiar a mi familia. Además, realizaba trabajo desde casa. Pero, así como estaba tranquila, no puedo negar que también tuve episodios de llantos, momentos de ansiedad y tristeza, algunas veces sentía que no me toleraba a mí misma. La misma situación e incertidumbre me iba envolviendo y no me dejaba avanzar. Por momentos, perdía mi sentido del humor, motivado a la diversidad de información que leía y escuchaba. La tristeza me invadía cuando me enteraba sobre el fallecimiento de algunos médicos y conocidos. Sólo pedía a Dios, intercediera para que nos ayudara a salir airosos de esa situación. 

A partir del mes de junio de 2020, ampliaron la medida de flexibilización impuesta por el Gobierno Nacional, a catorce sectores más. Sin embargo, cuatro días después se ordenaron nuevas restricciones.

Y, así hemos seguido con semanas radicales, clases semi-presenciales, sectores priorizados, servicio de transporte a medias…Pero, la mutación del virus, puso en alerta nuevamente al mundo. Esta nueva cepa, llamaba cepa brasilera, al parecer es más agresiva y el llamado nuevamente es a quedarse en casa.  

El nivel de contagio en Venezuela y específicamente en Maturín, estado Monagas, donde resido, se ha incrementado a tal magnitud que se ha salido de control. Esta situación, ha ocasionado que mi angustia y preocupación afloraran nuevamente. Son muchos los casos y los conocidos que han fallecido a causa del virus.

La situación tiene su particularidad, debido a que muchas personas tienen que salir a trabajar a pesar de la situación, sin cumplir en algunos casos con las medidas de bioseguridad, los centros asistenciales colapsados y el personal de salud haciendo lo humanamente posible para atender a los pacientes, asimismo hacer largas colas para surtir combustible y retirar dinero de las entidades bancarias. Estas son situaciones que a mi parecer favorecen la propagación del virus. 

A pesar de sentirme triste, angustiada y agobiada por la situación, he reflexionado mucho. Esta emergencia global es una oportunidad única para repensar el sistema de valores e ideas que pensábamos no se podían cambiar. Me he detenido a analizar, y veo ésta crisis como una oportunidad para repensarnos como especie humana, porque a pesar de todo hemos sacado lo mejor de sí, surgiendo ideas creativas que nos han fortalecido y algo bueno nos debe quedar de todo esto. 

Ahora bien, lo narrado tiene su explicación:

Y, es que los seres humanos contamos con recursos personales para protegernos durante las adversidades y como estrategia de adaptación involucramos pensamientos, emociones y acciones que nos permiten amoldarnos a diferentes escenarios, siendo nuestra mente la fuente principal que de una u otra manera se las ingenia para darle explicación o evaluar las situaciones.

Por consiguiente, se distingue como hecho amenazante aquello que interpretamos como peligroso para la vida o para la estabilidad psicológica y podemos experimentar un sentimiento de ausencia de recursos internos para hacerle frente de manera exitosa, es decir; pensamos que no podemos con la situación.

Una noticia que para mí no pudo relevancia ni importancia en un momento, porque percibía que no me afectaría, después se convirtió en mi tormento, debido a que se instauró en mi mente de tal manera que me ocasionó sufrimiento. 

La palabra pandemia de por sí genera temor, y al descubrir que no es la palabra, sino que estamos en una situación de pandemia, esto me generó temores que determinaron ciertos comportamientos de control, protección o evasión, cuando imaginaba que éste virus podía afectar mi propia vida y la de mí familia. 

La misma necesidad que tenía de adaptarme, me llevaba a pensar que todo estaba normal, esto para darme tiempo a asimilar lo que estaba sucediendo. Cuando algún amigo me enviaba mensajes chistosos relacionados con el virus o memes, me reía y hasta me olvidaba por un momento del peligro.  Pero, cuando reaccionaba todo estaba como al inicio. Estas situaciones hacían posible que se activaran en mi cuerpo sistemas neurológicos como el miedo y la ansiedad, produciéndome aceleración del corazón, inquietud, aumento de la respiración e insomnio.  

En tiempo de contingencia es normal sentir miedo y ansiedad, lo cual puede incrementarse por la incertidumbre, pero debemos generar estrategias que nos permitan controlarlos, debido a que si no se crean se puede ver amenazada nuestra salud mental.

No debemos permitir que el temor invada nuestro ser, porque será la única manera de tomar el control activo de esta nueva realidad. Si nos dejamos vencer por el temor, no tendremos tranquilidad, no tendremos reposo, la perturbación estará presente en todos los aspectos pudiendo provocar depresión o ansiedad anormal.

En situación de pandemia como la actual, se unen tres elementos que generan ansiedad: La amenaza a la vida, el cambio de las rutinas cotidianas y la incertidumbre.

No obstante, a pesar de todo también he sentido sentimientos de esperanza, aceptación y compensación, pensando que esto es una lesión para la humanidad confiando que después que pase la crisis tengamos otra apreciación de lo que significa la vida y convertirnos en mejores personas.

Este es mi aporte que pueden poner en práctica para cuidar la salud mental en tiempos de pandemia. (QUÉDATE EN CASA)

Evita hablar mucho sobre el tema del COVID-19

A pesar que es común sentir la necesidad de hacerlo, es preferible mantenerse al margen de la situación, debido a que a raíz de la pandemia la situación económica y social también se han visto afectadas. Es preferible hablar de cosas positivas que negativas, porque esto produce un efecto psicológico llamado catarsis, que consiste en la elaboración de las tensiones emocionales a través de la verbalización de situaciones trágicas. Mente positiva y pláticas placenteras.

Acepta e identifica la situación:

No podemos tapar el sol con un dedo y tampoco podemos ocultar nuestras emociones de angustia en una situación como la actual, porque éstas surgen espontáneamente ante escenarios amenazantes. Pero, sí podemos regularlas utilizando técnicas de meditación, escuchando buena música, hablar con amigos y familiares, verificar los hechos para no atormentarnos. Es decir, mientras más objetivos seamos, menos desbordamiento emocional tendremos. 

Reconoce tus emociones:

Entender cómo te sientes es importante. Por ello, no ignores tus sentimientos. Sentir tristeza o enojo es normal, pero procura en todo momento despertar la alegría a través de otras actividades.

  Piensa en actividades que te puedan distraer 

Baila, canta, cocina, juega en línea con tus amigos. Haz ejercicios en casa. Haz todo aquello que te haga feliz, esto te ayudará mucho a combatir la tensión emocional. 

Mantén el contacto con tus seres queridos

Conversar con alguien siempre es bueno y ayuda mucho. Ponte en contacto con tus padres, amigos y familiares más cercanos, es una buena manera de decir aquí estoy yo. 

Apúntale a las cosas buenas

Quizás todos los días no sean buenos, pero siempre hay algo bueno en cada día. Cierra los ojos y visualiza tu día antes de dormir y te darás cuenta que a pesar de no definirlo como bueno, siempre hay algo que agradecer. 

Sé amable y cordial 

Es importante tener en cuenta que cada persona está viviendo la pandemia de manera diferente. Así que es recomendable utilizar un lenguaje moderado, mantener la armonía y sobre todo el respeto. Ahora más que nunca, debemos ser solidarios y apoyarnos mutuamente

Estar pendiente de la salud

Es importante saber que nuestro cuerpo experimenta y reacciona de acuerdo a nuestro estado de ánimo. Mantén hábitos saludables y presta atención a las alertas de tu cuerpo.

Sabemos, que la pandemia del COVID-19, ha tenido un efecto descomunal en nuestras vidas, enfrentándonos así a múltiples situaciones estresantes y abrumadoras que nos han generado emociones fuertes. Sin embargo, a pesar de ser necesarias las medidas de salud pública implementadas por las autoridades, también pueden hacernos sentir aislados y aumentar el nivel de estrés y la ansiedad.

A pesar de ello, nosotros somos los dueños de nuestro cuerpo y por ende los responsables de cuidarlo y protegerlo. Entonces, somos nosotros quienes debemos adoptar estrategias que nos permitan cuidar nuestra salud mental, porque de lo contrario podrían desencadenarse otras situaciones. 

Recordemos que existen personas más vulnerables que otras y requieren mayor atención. Ante cualquier situación de alarma recurra a un especialista.


Cuida tu mente…mantén una actitud positiva




 

 

 


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Aprende conmigo, es un sitio de autoayuda creado para compartir e intercambiar mis experiencias y vivencias conquistadas través de este hermoso viaje llamado VIDA, el cual no ha ido fácil. Sin embargo, enfrentarme a diversas situaciones me encaminaron a descubrir que somos capaces de vencer cualquier obstáculo siempre y cuando tengamos confianza en nosotros mismos. La vida misma, nos va guiando y enseñando diferentes modos de verla y está en nosotros buscar, mirar y escoger lo que nos gustaría ser, hacer y tener. Tenemos el libre albedrío, el cual también nos convertirá en exitosos o fracasados, tomando en cuenta que los fracasos es una herramienta que nos permite descubrir donde fallamos. En éste blog encontrarás un conjunto de técnicas que te ayudarán a impulsar tu desarrollo personal y profesional, a través de nuevas ideas o formas de pensamientos que te permitan generar cambios positivos en tu comportamiento y actitudes, dando como resultado una mejor calidad de vida y el logro de tus objetivos o metas. Así, qué si queremos hacer algo distinto con nuestra vida, lo único que debemos hacer es salir de nuestra “zona de confort”.

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