lunes, 31 de mayo de 2021

ME ANCLÉ A MI SÚPER HEROÍNA

 





La mayoría de nosotros tenemos un súper héroe en nuestra historia de vida. 

En lo personal, no sabía de la existencia de los súper héroes reales hasta que comencé a recordar mi historia. He tenido la fortuna de contar con personas que me han acompañado durante éste viaje y me han dejado grandes enseñanzas, las cuales me han servido para enfrentarme a diversas situaciones. 

Cuando niña, no comprendía el porqué de muchas cosas y precisamente no lo podía comprender, debido a que no había pasado por esas dificultades. Me impresionaba ver a mi mamá hacer de todo y estar como si nada. Siempre alegre y con una sonrisa que la caracterizaba. Eso sí, cuando hacíamos algo “malo” teníamos que correr…

Mi mamá, estaba dispuesta para todo. Recuerdo con claridad que todas las tardes ella hacía dulces para vender y cuando comenzaba la faena se sabía, porque ese aroma a caramelo y especias impregnaba la casa y sus alrededores. Hacía un relleno de dulce de plátano o batata para las meriendas (así le daba ella el nombre) a sus deliciosos dulces de harina de maíz. 

Después de ello, nos reunía en el patio trasero de la casa donde habían unos troncos que hacían las veces de sillas y a cada una nos regalaba un trozo de los dulces que se habían quemado un poco. Luego nos  contaba historias inventadas, mientras nos peinaba a nuestro gusto, unas con trenzas y otras con rizos, para después salir a vender los dulces más deliciosos del mundo. 

También, recuerdo que sin saber leer ni escribir nos sentaba en el piso a hacer la tarea y se atrevía hasta a revisarla. En aquel momento me reía y le preguntaba que cómo iba a saber lo que estaba haciendo si ella no sabía nada…Y, su respuesta inmediata entre sonrisas y gestos fue: porque soy un águila. 

Esos recuerdos marcaron mi vida y hasta ahora los atesoro con amor, tanto es así, que me he anclado a ellos emocionalmente cuando los he necesitado. 

Ahora bien, te preguntarás cómo es eso del anclaje y tienes razón sobre la duda. 

Todos sabemos que es un ancla; sin embargo, es bueno saber su definición. Un ancla, es un elemento pesado que se fija a una cadena y se arroja al agua desde una embarcación para que se entierre en el fondo y que el barco no se mueva, lo que permite que la nave permanezca tranquila a pesar de las corrientes.

Por consiguiente, cuando menciono que me he anclado a algunos recuerdos me refiero a los anclajes emocionales. Existen los anclajes emocionales positivos y los anclajes emocionales negativos. 

Las anclas positivas evocan emociones agradables, nos hacen sonreír, refuerzan nuestra confianza y nos empoderan. Las anclas negativas evocan estados emocionales desagradables, nos limitan, nos producen miedo y emociones que restringen nuestras capacidades. 

El anclaje, es una técnica que nos ayuda a situarnos emocionalmente en un lugar concreto y nos hace trasladar a situaciones sensitivas. Sin embargo, también podemos crear nuestro anclaje propio en un estado emocional concreto. 

 Inconscientemente, a menudo estamos expuestos a anclajes. Por ejemplo, podemos escuchar una canción y experimentar un estado emocional determinado, porque esa música nos recuerda a alguien o alguna situación, con el olor de un perfume o aroma, una palabra, una imagen, podemos recordar algo del pasado y entrar en el mismo estado emocional que tuvimos. 

El anclaje emocional positivo, nos trasporta a un estado emocional gratificante del pasado. Ejemplo: la escena que recuerdo con mi mamá, es lo máximo y otra es cuando escucho la canción de Rudy Pérez (Cobarde), ubicándome remotamente en ese mismo lugar bailando y disfrutando.

Por otra parte, el anclaje emocional negativo es aquel que nos impide avanzar. Son aquellas emociones no gratificantes que marcaron nuestra vida y que al recordarlas nos dejan inmóvil. Los anclajes negativos nos proporcionan una mala sensación y nos obligan a realizar algo que no queremos, nos limitan, llenan de miedo y reducen nuestra capacidad como seres humanos de realizar todo a plenitud. 

Un ejemplo de anclaje emocional negativo:  cuando tenemos un fracaso sentimental, nos anclamos a esa emoción negativa y sentimos miedo de volver a comenzar, porque pensamos que podemos fracasar nuevamente y ese miedo no nos deja avanzar.

Particularmente, el anclaje emocional positivo me ha ayudado mucho. Lo he puesto en práctica en diferentes ocasiones. Recordar esa escena con mi mamá, me llena de paz, me genera confianza y además me siento protegida. 

Por ello y mucho más, me anclo a las emociones positivas, que me dejó mi súper heroína favorita: mi mamá. 



sábado, 22 de mayo de 2021

SÉ EL DISEÑADOR DE TU VIDA


 



La vida es un viaje sin retorno. Cuando nacemos nos entregan un boleto con la fecha y hora de salida a algún lugar del mundo y desde ese instante comenzamos nuestro viaje sin saber hacia dónde nos llevará. 

A partir de ese momento comienza nuestro itinerario, en primer lugar: guiados por nuestros padres y después poco a poco nos vamos soltando y como decía mi mamá: agarren vuelo para que vayan aprendiendo. 

Está en nosotros escoger el medio de transporte para viajar, puede ser en tren, avión, barco, burro, mula, auto, bicicleta, moto o simplemente caminando. 

Cada quien es dueño del puesto que le fue asignado y está en él utilizarlo a su manera. Entendiendo que en ese viaje se va a encontrar con:  personas buenas y no tan buenas, obstáculos, ratos agradables, otros tristes, desilusiones, engaños, aventuras, fortuna y así un sinfín de situaciones que debe superar para poder continuar el viaje.

Pero, ¿qué puedes hacer sentado en la butaca o caminar sin saber hacia dónde quieres ir? ¿Qué es lo primero que necesitas? Sin duda alguna, cuando sales de viaje necesitas la dirección. Si no tienes la dirección es muy probable que nunca llegues o pasarás mucho trabajo para encontrar el sitio. 

Entonces, si quieres moverte, ponerte en acción, necesitas saber hacia dónde quieres ir, porque de lo contrario quizás te bajes en una parada donde nadie te espera.

Recordemos que: «No hay viento favorable para el que no sabe dónde va» decía Séneca en la antigua Roma.

Es por ello, la importancia de tener clara la dirección hacia dónde queremos ir, debido a que será lo único que nos mantendrá activos durante el viaje.  

Enfocarse en lo que queremos debe ser nuestro norte. Hoy, estamos aquí y mañana tal vez no, y, es precisamente por esa incertidumbre, que debemos aprovechar el viaje para conocer, disfrutar, vivir y ser feliz. 

Tenemos el libre albedrío para decidir, entendiendo que con ello también somos responsables de nuestros éxitos, fracasos y acciones. 

Somos los arquitectos de nuestra vida y como tal podemos moldearla a nuestra manera. Cada quien tiene un diseño diferente y es allí donde está la esencia de la vida. Tú puedes diseñar la vida que deseas siempre y cuando estés claro de lo que quieres. Puedes cambiar las piezas del diseño las veces que consideres necesario y con esto te harás más experto. Sin embargo, tu diseño puede derrumbarse en cualquier momento y sólo tú tendrás la decisión de seguir con la construcción o tirar los pedazos.

Escoge el medio de transporte que más te agrade, pero nunca te olvides de la dirección.


viernes, 21 de mayo de 2021

EL PODER DEL AUTOCONOCIMIENTO







Las personas tenemos    diferentes maneras   de pensar,  de hablar, de  expresar nuestras emociones, de actuar, de reaccionar ante la adversidad y de gozar la vida. El ser humano es una clase de guerrero que se enfrenta a todo, donde cada uno saca lo mejor de sí para lograr salir victoriosos de las batallas. 

El autoconocimiento, como su nombre lo dice, significa conocerse a sí mismo de manera profunda e íntima, debido a que para poder conocer y entender el mundo exterior debemos conocernos primero a nosotros mismos. Es a través del autoconocimiento que descubriremos quienes somos, qué queremos y dónde queremos estar. 

Cualquier actividad que realicemos en la vida, debería implicar saber qué se está haciendo y por qué. Todos tenemos un propósito en la vida y para lograrlo debemos saber con qué contamos, que tenemos, que nos falta, para qué somos bueno, cuáles son nuestras debilidades y nuestras fortalezas. 

Este tipo de conocimiento sobre nosotros incluye los sentimientos, pensamientos, así como la influencia que tienen estos en nuestra conducta. Asimismo, tiene que ver con conocer las motivaciones, necesidades, deseos, opiniones, puntos de vista, valores, ética, entre otros. Esto es la esencia de conocerse completamente. 

El autoconocimiento es importante, debido a que ayuda a las personas a percibir mejor la forma de reaccionar ante alguna situación, a conocer qué es lo que desean en la vida, a entenderse y tener control sobre su propia vida.

Sin embargo, éste no se logra de un día para otro, porque debe convertirse en un hábito y para ello puedes comenzar por observarte a ti mismo, observa cómo es tu reacción ante distintas situaciones, personas y lugares e intenta comprender el motivo de tu reacción y que hay detrás de ella.              

El autoconocimiento, también es una forma de felicidad, debido a que esto nos proporciona libertad y control sobre nosotros mismos y las situaciones, pudiendo elegir en todo momento que queremos hacer con nuestros sentimientos.

Estar consciente de nuestras emociones es fundamental, porque ellas nos ayudan a relacionarnos con otras personas, saber lo que queremos y tomar decisiones. No obstante, hasta las emociones que consideramos negativas (ira, rabia, tristeza, rencor, envidia, culpa, frustración, temor) pueden ayudarnos a comprender a otras personas y a nosotros mismos.

Parece mentira, pero es impresionante ver cuántos de nosotros no somos consciente de nuestras emociones hasta que han pasado, conociendo que muchas veces las cosas que hacemos están controladas por esas emociones.

Es importante trabajar el autoconocimiento, para lograr el equilibrio interno y el bienestar emocional, tomando en cuenta que el autoconocimiento es una de las claves del desarrollo personal y el principio básico para poder regular las emociones, relacionarse con los demás y trabajar para lograr los objetivos.

El autoconocimiento es la pieza fundamental para el bienestar psicológico de las personas, porque aquellas que se conocen mejor saben lo que quieren en la vida y saben gestionar sus emociones incluso en momentos de mayor dificultad.

Lo más importante es que a la hora de tomar decisiones sepas realmente quien eres y qué quieres. Recuerda que nunca terminamos de conocernos a nosotros mismos y ésta es la esencia de la vida, la cual nos sorprende cada día y nos hace reaccionar para seguir avanzando. 

Siempre tendremos detalles que descubrir y matices que harán que tengamos una experiencia enriquecedora.


 “De todos los conocimientos posibles, el más sabio y útil es conocerse a sí mismo”

William Shakespeare


lunes, 10 de mayo de 2021

 LA AUTENTICIDAD, UN VALOR QUE DISTINGUE









Los niños tienen un encanto especial en su maravillosa capacidad para expresarse con autenticidad. Por ello, ese niño que todos llevamos dentro también nos invita a tomar actitudes auténticas sorprendiéndonos a actuar sin miedo y revelar nuestro verdadero rostro. 

¿Qué es la autenticidad?

Es un valor que hace referencia a la persona que dice la verdad, acepta la responsabilidad de sus sentimientos y conductas, es sincera y coherente consigo misma y con los demás. 

Cuántas veces hemos escuchado decir que tenemos que ser nosotros mismos, frase que podemos tomar como una recomendación o sugerencia. Sin embargo, para serlo, debemos estar claros de quienes somos, partiendo desde el autoconocimiento y pasar a la autogestión para poder actuar con autenticidad. 

¿Para quién tienes que ser auténtico?

Cuando esa pregunta comienza a perturbar tu memoria, definitivamente estás pensando en los demás y no en ti. 

Tenemos que estar claros y convencidos que ser auténtico es sentirnos libres, es no vivir limitados, es tener credibilidad y confianza ante los demás y que nuestras palabras vayan unidas con nuestras acciones.

Para ser auténtico tienes que aceptarte a ti mismo y una vez que descubras que persona eres, acepta que eres esa persona y no intentes cambiar para complacer a los demás.

Para ello, debes deshacerte de tus miedos, porque si todo lo que haces es para agradar a los demás, no molestar o no ser juzgado, entonces te diré que estás siendo poco auténtico.

Recuerda, que no puedes caerle bien a todo el mundo, es más, esto jamás lo lograrás, entonces para qué preocuparte. Nadie tiene la verdad de quien eres y por esto debes evitar esconderte en una falsa apariencia para sentirte seguro. 

Así pues, rompe ese molde que te tiene prisionero y sé tú mismo en todos los aspectos. Lo más importante es que seas honesto contigo y con los demás. No finjas nunca ser quien no eres.

El verdadero valor de la autenticidad va pegado con el resto de los valores, con el respeto, con la sinceridad, con la amabilidad, con la humildad, con la armonía del ser humano y su propio espíritu, mente y alma. 

Soy auténtica y esto me ha ocasionado algunos inconvenientes a nivel personal y profesional. Me considero extraordinariamente sincera, cosa que a muchos les desagrada. 

Por otra parte, la autenticidad no se basa en aspectos triviales como seguir algunas modas o desvirtuarse de lo común, la autenticidad es algo tan sencillo y esencial como expresarse tal y como somos, ser fiel a nosotros mismos y no privarnos al mundo.

Particularmente, la moda nunca me ha importado, me visto como quiero, uso tacones todo el tiempo y esto siempre ha sido algo que me ha hecho sentir auténtica. Nunca me ha importado lo que digan los demás, lo importante siempre ha sido sentirme bien conmigo misma.


Es por ello, que para ser auténticos tenemos que cultivar la valentía de ser vulnerables e imperfectos y creer que somos esencialmente dignos de amor y aceptación, tal y como somos. Esta es la única manera de fluir sin discutir y de resaltar en un mundo que nos tiende a forzar a que todos seamos idénticos.

Ahora bien, tenemos la capacidad de valorarnos a nosotros mismos, por un hecho irrefutable: somos únicos e irrepetibles, debido a que biológicamente no hay dos personas iguales, cada una tiene su forma de ver y de vivir diferente y éste es el motivo fundamental por el que tenemos el deber de ser nosotros mismos.

El verdadero valor de la autenticidad está en ser fiel contigo mismo y que te aceptes tal y como eres.



lunes, 3 de mayo de 2021

¿LIBERTAD O AUTONOMÍA?





Este siempre ha sido un debate. Y, antes de sumergirnos en él, es bueno saber que nadie goza de una libertad absoluta, porque no debemos abstenernos por completo de normas y valores para actuar. 

La libertad no sólo concibe la elección de una u otra acción, sino que también se expande a los pensamientos y emociones, debido a que tenemos cierto margen para elegir qué pensar o qué sentir.

No obstante, ese privilegio de poder elegir lleva consigo su responsabilidad, porque cada elección que hagamos tiene su precio (daño o beneficio).

En este sentido, entra en juego la moral y la ética propia de cada persona, de cada grupo, de cada sociedad o de la humanidad. 

En la sociedad, la mayoría de las personas son libres para elegir, porque de lo contrario qué sentido tendría la democracia o las propias normas y leyes que sancionan precisamente la falta de responsabilidad que va asociada a la libertad. Ejemplo: elegimos a nuestros gobernantes. Esto es libertad de expresión.

“La libertad es la capacidad de elegir dentro de lo posible. Es la posibilidad y el derecho que tiene cada uno de elegir una de las alternativas que se presenten en un determinado momento”

Jorge Bucay

¿Libres o autónomos?

Libres significa que somos responsables de nuestras decisiones, debido a que somos nosotros quienes las tomamos y por ello asumimos la autonomía teniendo presente lo bueno o malo que ello conlleva.

Asumir el precio de nuestras decisiones implica la gallardía de ser libres para tomar un camino. Toda decisión involucra un riesgo y ello se debe a que no somos los únicos escultores de la realidad, sino que existen otros factores de influencia que entran en juego. 

Por consiguiente, la persona libre se convierte por ese mismo hecho, en el verdadero autor de su conducta, pues él mismo la determina en función de los valores que previamente ha asimilado.

Somos libres de elegir, sin embargo, muchas veces la responsabilidad que tenemos en nuestra vida nos hace desistir y cambiar de planes. Ejemplo: muchos padres y madres no realizan los planes que les gustaría en un momento determinado, porque saben que tienen una responsabilidad para con sus hijos y que seguir con sus planes tendría un precio para la familia. 

Ser libres involucra riesgos, la libertad implica llevar el peso de nuestras decisiones.

Ahora bien, la autonomía, es la capacidad que tenemos de autodeterminación, es decir, de actuar sin ningún tipo de interferencia o limitación dándonos a nosotros mismos una regla de acción. Nuestra autonomía, nos hace autoresponsable, porque asumimos las consecuencias (buenas o malas) de nuestras propias acciones, acciones que además hemos decidido por nosotros mismos. Esto nos hace autor de nuestras propias normas.

Somos autónomos cuando decidimos que comer, que calzar, que color de cabello tener, escoger a nuestra pareja…porque es un derecho individual que todos deben respetar.

La libertad no es sólo hacer lo que queremos ahora, sino trazar y cimentar nuestro sendero teniendo el libre albedrío de decidir cómo, por donde y con quién lo transitamos. 

Ser libres significa que somos autónomos para decidir por nosotros mismos. La libertad es uno de nuestros grandes privilegios. 

Mi consejo: sé autónomo eligiendo ser feliz.

“La libertad está en ser dueños de nuestra propia vida”

Platón