La vida es un viaje sin retorno. Cuando nacemos nos entregan un boleto con la fecha y hora de salida a algún lugar del mundo y desde ese instante comenzamos nuestro viaje sin saber hacia dónde nos llevará.
A partir de ese momento comienza nuestro itinerario, en primer lugar: guiados por nuestros padres y después poco a poco nos vamos soltando y como decía mi mamá: agarren vuelo para que vayan aprendiendo.
Está en nosotros escoger el medio de transporte para viajar, puede ser en tren, avión, barco, burro, mula, auto, bicicleta, moto o simplemente caminando.
Cada quien es dueño del puesto que le fue asignado y está en él utilizarlo a su manera. Entendiendo que en ese viaje se va a encontrar con: personas buenas y no tan buenas, obstáculos, ratos agradables, otros tristes, desilusiones, engaños, aventuras, fortuna y así un sinfín de situaciones que debe superar para poder continuar el viaje.
Pero, ¿qué puedes hacer sentado en la butaca o caminar sin saber hacia dónde quieres ir? ¿Qué es lo primero que necesitas? Sin duda alguna, cuando sales de viaje necesitas la dirección. Si no tienes la dirección es muy probable que nunca llegues o pasarás mucho trabajo para encontrar el sitio.
Entonces, si quieres moverte, ponerte en acción, necesitas saber hacia dónde quieres ir, porque de lo contrario quizás te bajes en una parada donde nadie te espera.
Recordemos que: «No hay viento favorable para el que no sabe dónde va» decía Séneca en la antigua Roma.
Es por ello, la importancia de tener clara la dirección hacia dónde queremos ir, debido a que será lo único que nos mantendrá activos durante el viaje.
Enfocarse en lo que queremos debe ser nuestro norte. Hoy, estamos aquí y mañana tal vez no, y, es precisamente por esa incertidumbre, que debemos aprovechar el viaje para conocer, disfrutar, vivir y ser feliz.
Tenemos el libre albedrío para decidir, entendiendo que con ello también somos responsables de nuestros éxitos, fracasos y acciones.
Somos los arquitectos de nuestra vida y como tal podemos moldearla a nuestra manera. Cada quien tiene un diseño diferente y es allí donde está la esencia de la vida. Tú puedes diseñar la vida que deseas siempre y cuando estés claro de lo que quieres. Puedes cambiar las piezas del diseño las veces que consideres necesario y con esto te harás más experto. Sin embargo, tu diseño puede derrumbarse en cualquier momento y sólo tú tendrás la decisión de seguir con la construcción o tirar los pedazos.
0 comentarios: