sábado, 23 de abril de 2022

LAS DOS CARAS DE LA VIDA: ¿CUÁL MUESTRAS TÚ?




Me he puesto a pensar en la gran diferencia que muchas veces existe entre los dos mundos  en los que vivimos: el  mundo exterior y el mundo interior.  Aquí   se presenta  una  lucha   constante.  El mundo exterior muestra nuestra vida, lo que los demás pueden ver, y el interior, ese si que es todo un misterio. 

¿QUÉ PARTE DE NOSOTROS MOSTRAMOS REALMENTE?

Las dos caras de la moneda y nuestras dos caras. Cuando se habla de las dos caras de la moneda, es porque sólo tendemos a ver en los demás lo más positivo que tienen, sin embargo, con nosotros hacemos todo lo contario. Nos detenemos a pensar en lo más negativo que existe en nuestra vida y olvidamos las cosas por las que deberíamos estar súper agradecidos. 

Por ejemplo, si vemos a personas bonitas de cuerpos esbeltos, pensamos que son muy dichosas. Pero, no nos detenemos a pensar en la historia que hay detrás de dietas sacrificadas, gimnasios, inseguridades y así muchas cosas más.  Tal vez podrían ser menos felices que otras personas menos agraciadas. Y, así como este ejemplo podemos ver muchos en otros aspectos de nuestra vida. No obstante, ignoramos la historia que cargan, los esfuerzos que han realizado y lo que han perdido durante su recorrido. 

Pero, nos empeñamos en mostrar siempre nuestro mejor perfil, la foto perfecta, el mensaje correcto, borrando así lo negativo para mostrar únicamente lo positivo. No obstante, como la luna, está la otra cara oculta, esa que todos conocemos y que generalmente sentimos o padecemos. No podemos ignorar que la vida es un paquete completo, por ello, tampoco podemos negar una parte de nosotros, no podemos rechazar una parte de lo que somos, no podemos negar nuestras circunstancias y mucho menos nuestras emociones. 

En la vida no existe positivo sin negativo, no podemos valorar la alegría sin conocer la tristeza, no hay luz sin oscuridad, sin lo malo jamás sabríamos apreciar lo bueno, sin dolor no sabemos lo bien que se está cuando se está bien.

¿Cuántas veces has escuchado esta frase?: La vida es una montaña rusa.  Y claro, que la vida es esa montaña rusa de emociones, de cambios, de eventos inesperados, de risas, de lágrimas y alegrías. Muchas veces estas en la cima y de repente te desplomas. Te pierdes y te vuelves a encontrar, te impregnas de cosas buenas y de repente todo se separa de ti. Vuelves a creer, a dudar, a soñar, a amar y de pronto te encuentras nuevamente con un abrazo lleno de amor. 

Generalmente, lo que ocultamos tiene mucho que ver con aquello que no nos ha hecho más fuertes. Por ello, las emociones, los eventos por los que hemos pasado en la vida, son las experiencias que nos han formado, lo que nos han hecho crecer y convertirnos en lo que somos.

Es por ello, que nuestra reacción ante esas situaciones lo haremos de la mejor manera posible, debido a que precisamente eso es lo que nos falta: la experiencia. Recordemos que la experiencia nace de las decisiones buenas o malas, de lo logrado y fallado; porque la experiencia se obtiene a través de los fracasos, cuando consigues lo que quieres. Cuando perdemos aprendemos y cuando ganamos celebramos.

Muchas veces nos surgen interrogantes, como: ¿Es un fracaso no alcanzar una meta? No te preocupes dónde estés, siéntete orgulloso y orgullosa de estar donde estás, porque ese camino que has recorrido, es lo que te hace diferente a los demás. Lleva tu dignidad como bandera, el honor de la lealtad como causa. No le demuestres nada a nadie, no viniste para hacer sentir bien, complacer y satisfacer las expectativas de los demás. Las experiencias tienen que ser sobre nosotros mismos. 

Esperar menos de los demás y más de nosotros mismos debe ser nuestro norte; tenemos que aceptarnos con nuestras debilidades, fortalezas, circunstancias y a partir de entonces crecer, buscar y crear nuestro destino, ir detrás de nuestros sueños.  Es probable que no alcancemos todo lo que nos proponemos, sin embargo, es maravilloso seguir soñando. 

Particularmente considero, que cuando no logramos alcanzar un sueño no fracasamos, porque parte del éxito está en el intento, en el esfuerzo, en el seguir intentando hasta logarlo, en la satisfacción de atreverse y enfrentarse a los miedos, porque ésta será la única manera de descubrirnos y superar nuestros límites.

En definitiva, el mayor sueño es la conquista de uno mismo y estar conscientes que de esos dos mundos el más importante es el mundo interior, porque cuando lo vencemos, cuando logramos que nuestra mente no sea nuestro enemigo, sino nuestro amigo, esa voz que nos susurra y dice que cree en nosotros mismos, que nos ama, nos respeta, nos valora, es entonces cuando comenzaremos a seducir también el mundo exterior.  Sólo nos toca esperar que llegan los resultados. 

Conquista primero tu mundo interior y así te será mucho más fácil conquistar tu  mundo exterior.





domingo, 10 de abril de 2022

SIN EXPERIENCIA NO HAY APRENDIZAJE

  

La  propia   experiencia   es   el mejor camino para aprender.  Se dice que "nadie aprende   por    experiencia ajena", y   es  totalmente   cierto, porque no sería nuestro aprendizaje,   sino el de aquellas personas que vivieron la  experiencia. Por ello, sólo  a  través de nuestras vivencias, aceptando los errores y fracasos, podremos sacar nuestras propias conclusiones para seguir nuestro destino.

Aprender significa avanzar y crecer, sin que nada ni nadie nos detenga, evadiendo adversidades y obstáculos, estar conscientes de nuestros fracasos y superándolos.

Vivir es explorar, curiosear y esto forma parte de nuestra esencia de vida. Nadie nace aprendido. Es la vida quien nos enseña a través de ese camino que iniciamos al abrir nuestros ojos al mundo. Nunca aprenderemos a través de las experiencias o consejos de otros. 

Cuando vivimos nuestra propia experiencia, la asimilados de manera clara e inteligente. Y, aunque nos lleve más tiempo aceptarla, sin duda, la conservaremos toda la vida, debido a que la mayoría de estos aprendizajes quedarán en nuestra memoria unidos a su respectiva huella emocional

Es importante saber, que al nacer dependemos de los adultos para sobrevivir, pero también es cierto que involuntariamente buscamos tener nuestras propias experiencias. Ejemplo: Cuando el bebé chupa su dedo, o busca el seno de la madre para que lo amamante. 

“La experiencia nos dice algo que antes no sabíamos y no podíamos aprender, sin haber tenido la experiencia” 

(Ludwig von Mises)

Nuestros errores o fracasos, son las mejores herramientas para aprender. Cuando tenemos la experiencia, no volvemos a cometer el mismo error, porque ya sabemos como enfrentar esa situación. Pero, como somos seres humanos imperfectos, tenemos derecho a equivocarnos y chocar de nuevo con la misma piedra.

Por ello, es importante aceptar que nos equivocamos, erramos y fallamos. Es la única manera de avanzar y de alcanzar lo que nos propongamos. Tenemos derecho a equivocarnos, y esto no es un fracaso, sino parte del aprendizaje de la vida.

Por consiguiente, la única forma de aprender, evolucionar y superarnos es fallando. Sin embargo, esto nos hace sentir más fuertes, más valientes y más sabios. Nos regala una gama de motivos por los cuales sentirnos orgullosos.

La vida es un continuo aprendizaje y sólo dejamos de aprender cuando morimos. Así que, si queremos llegar más lejos o aventurarnos por las rutas que ella nos ofrece, es necesario tomar decisiones y valorar los resultados. No siempre serán acertadas, sin embargo, reconocer que nos hemos equivocado, será el mejor camino, porque siempre el mejor camino es la experiencia y el aprendizaje con el que nos quedamos. La vida es avanzar y evolucionar.  Nunca debemos culparnos por haber fracasado, porque esto sería no aceptar nuestra condición humana y con ello perder la oportunidad de seguir aprendiendo y avanzando.  

Recuerda que, cuando más nos equivocamos o fracasamos, más aprendemos. La vida nos coloca en la mesa diferentes jugadas, ganamos o perdemos. Imagínate la vida como un juego de ajedrez, que mientras más pierdes, más experto te vuelves, porque ya conoces las reglas del juego.

También, se dice que mientras más años, más experiencia, y es precisamente porque a medida que pasa el tiempo, deberíamos ir obteniendo más  experiencias y aprendizajes, porque de lo contrario estaríamos vacíos y los años habrán pasado por nosotros sin dejar huellas.

Entonces, los años que van pasando son una oportunidad que nos permite tener más consciencia de lo que queremos y de cómo conseguirlo. Por ello, además de acumular años, también acumulamos grandes experiencias, unas con fracasos y otras de éxitos.

Aunque duela caer, levantarse nos hace más valientes. Por ello, nuestros fallos nos fortalecen. La vida nos regala diversas situaciones y está en nosotros aceptarlas tal y como se nos presenten, debido a que es la única manera de corregir los errores y aplaudir los éxitos. 

Cuando niños muchas fueron las caídas que sufrimos para poder aprender a manejar bicicleta, a patinar, entre otros. Por tanto, caer es inevitable. Lo importante es levantarse tras las caídas e ir detrás de los sueños y proyectos, o simplemente cambiar algo que no nos hace feliz. Es maravilloso aprender y sorprendernos con nuestras capacidades.

Por otra parte, en ocasiones nos dejamos influir por la opinión de los demás, debido a que como ellos no lograron el éxito, piensan que nosotros tampoco lo lograremos y nos arruinan el momento. Muchas veces este tipo de comentarios lo hacen con buena intención, no obstante, esto nos condiciona a dudar de nuestras propias capacidades. 

Los consejos que recibimos de éstas personas, lo hacen desde su propio punto de vista.  Piensan que nosotros no somos capaces de hacer lo que ellos creen no serían capaces de hacer. Cuántas veces has escuchado la frase: “si yo fuera tú…”, te aseguro que tantas como yo.  Pero, la cuestión está en que cada quien debe hacer su propio recorrido y tropezarse las veces que haga falta.

Sigue aprendiendo hasta que tu círculo de vida se cierre.