jueves, 19 de mayo de 2022

ABRAZA TUS MIEDOS: Atrévete a seguir a pesar de tus miedos.

 


No podemos negar que todos tenemos miedo. Simplemente te da miedo tener miedo, porque estas consciente que el miedo lleva instalado el dolor, el sufrimiento, la incertidumbre. El miedo a tener miedo es uno de los círculos viciosos en los que te puedes quedar atrapado.

Todos los días sentimos miedo. Siempre habrá algún motivo o situación que nos intimide y nos haga sentir miedo.

Donde haya miedo, camina hacia él. Descubre el poder de enfrentar a la situación que te limita, que te duele, que te marcó, porque esta acción te permitirá la transformación que te conducirá a experimentar el cambio, la superación y la experiencia más allá de la limitación.

Así que nuestro objetivo en la vida no es vivir sin miedo, sino aprender a vivir con ellos. Aprender a abrazarlos.

El miedo es un mecanismo de defensa instalado en nuestro cerebro, es ese sensor que nos dice: alto. Cuando percibimos algún estímulo de los que tenemos catalogados como peligrosos, la señal se activa y el miedo nos invade. Por ello, sobrevivir es lo más importante. Enfrentar el miedo es lo que nos va a permitir seguir adelante. Por lo tanto, para sobrevivir es imprescindible tener miedo.

No obstante, debemos tener claro que existen los miedos irracionales y esto es algo distinto. Recuerda que tener miedo es natural, pero vivir intimidado por miedos irracionales no lo es. Cuando los miedos bloquean la razón, estamos en serios problemas.

El miedo, se pinta de diferentes colores y es precisamente este miedo, el que nos activa, tanto emocional como intelectual. Lo único que debemos hacer es encontrar el límite entre los miedos racionales e irracionales, en otras palabras, los “miedos amigos” y los “miedos enemigos”.

En definitiva, sean o no racionales o irracionales, es evidente que los miedos nos provocan gran malestar; por tanto, la mejor manera de manejarlos, es aprendiendo a vivir con ellos, cambia la relación que tienes con tu miedo. Abraza tus miedos.

Lo importante es estar claro que no puedes vivir sin miedo, porque de no existir los miedos no te esforzarías por todo aquello que quieres alcanzar. Cuando sientas que ya no tienes miedo, te estarás conformando con la vida que estás viviendo, has dejado de avanzar, el miedo está presente, pero ha dejado de ser importante, debido a que te has conformado. Cuando aprendes a vivir con miedo tienes claro que no puedes elegir tus emociones, pero sí sabes qué hacer con ellas, aprendes a tomar decisiones a pesar del miedo.

Ahora bien: ¿Qué harías si no tuvieras miedo?

Si, en este instante te ofreciera una fórmula mágica para controlar tus miedos ¿Qué parte de tu vida te atreverías a cambiar? ¿Qué cosas que nunca has hecho comenzarías a hacer? ¿A dónde viajarías? ¿A quién invitarías a tomar un café? ¿Qué le dirías? ¿Cómo te transformaría el hecho de no sentir miedo? ¿En quién te convertirías?

La respuesta a tantas interrogantes, dan a conocer cuánto nos cuesta vivir una vida basada en el miedo. Imagínate lo diferente que podría ser tu vida si estuvieses más tranquilo(a) y confiaras plenamente en ti y en lo que puedes hacer. No tengas miedo a equivocarte, de fallar, de no ser suficiente, de decepcionar, total, en la vida todo sirve de aprendizaje.

Hagamos todo, no importa que tengamos miedo, lo importante es hacerlo, con miedo, pero hacerlo. Esta es la única manera de comenzar tu camino hacia lo que realmente quieres, deseas y sueñas. Todo está al otro lado del miedo, sólo tienes que pasar el muro. Recuerda que la vida no es fácil, sin embargo, es necesario arriesgar. No permitas que el miedo te inmovilice, la vida además de hermosa es demasiado corta para vivirla estancado por el miedo. Convierte el muro que te limita con el miedo, en un peldaño para el progreso. No te encarceles, abre las puertas y deja que tu miedo salga de paseo y cuando regrese recíbelo con los brazos abiertos.

El miedo debe servirnos para alertarnos, nunca para vivir de la manera que él nos imponga. Es bueno que nos muestre el precipicio, pero nosotros debemos ser capaces de desviarnos y seguir hacia un sitio seguro. El miedo te hace sentir un ser inseguro e incapaz. Algunas veces te hace dudar de aquellas cosas que sabes hacer y te enfrentas diariamente. Se convierte en ese animalito malvado que se mete en algunas frutas y las daña, te lleva a percibirte como una persona atada de pies y manos, sin poder actuar. Y, lo peor de todo, es que sabes que eso no es cierto. Esta es una creencia irracional. Por ello, es importante que visualices los logros que te han fortalecido. Es esencial reconocer nuestros propios valores.

También es importante que aprendas a conocer tus miedos. Pregúntate a qué le tienes miedo. ¿Le tienes miedo a las alturas? Tal vez le tengas miedo es a caer, no a las alturas.

Imagina tus miedos y piensa cómo sería tu vida si ellos no existieran. Ponte en acción para lograr abrazar tus miedos. Por ello, nunca, por ninguna razón te quedes paralizado frente a lo que te ocasiona miedo. No permitas ser víctima del miedo, asume siempre por más difícil que sea la situación, porque sólo tú tienes las armas para enfrentarlo. Recuerda que en la mayoría de los casos lo único verdaderamente difícil es tomar la decisión de abrazar el miedo. Así como tienes el control sobre tu vida, puedes controlar todos tus miedos. Seguramente recuerdas estas frases: “ten cuidado”, expresión típica de nuestros padres. Jamás nos decían: “arriésgate”. Nos educaron con el miedo al fracaso, el miedo a intentarlo. Entonces, el miedo a hacerlo mal, nos lleva a hacerlo mal.

Debes ser valiente para abrazar tus miedos. El miedo puede ser terrible y capaz de amedrentarnos, de infundirnos respeto y dejarnos sin aliento. Siempre recuerdo una anécdota que me sucedió cuando niña y considero que fue lo mejor que me pasó para enfrentar mis miedos. Nunca me cansaré de relatar este pedacito de la historia de mi vida.

Cuando niña tenía mucho miedo a los perros, con tan sólo mirarlos ya mi cuerpo comenzaba a sudar y temblar. Presentía que ellos sabían lo que me inspiraban. Con frecuencia visitaba la casa de mis abuelos maternos y todas las tardes salía a pasear con mi abuelo. Él siempre llevaba consigo un garrote. Al salir de casa, mi abuela le decía que tuviera mucho cuidado conmigo porque tenía miedo a los perros. Él me sostenía de la mano y caminábamos pausadamente. Una de esas tardes, escuché los ladridos de un perro y mi corazón comenzó a latir muy fuerte. Cada vez escuchaba los ladridos más cerca el miedo se apoderaba de todo mi ser. Pero, me extrañaba que mi abuelo se quedara tan tranquilo.

De repente, se presenta un perro delante de nosotros y ladraba con ganas de mordernos. Mi abuelo, me entrega el garrote y me dice que lo amenace. Le comentaba que no podía y él insistía que sí lo podía hacer. Me armé de valor y golpeé el garrote contra el pavimento. No obstante, el perro continuaba parado y ladrando. Mi abuelo, me dice que camine hacia el perro y le enseñe el garrote de manera amenazante. No sabía que significaban esas palabras, pero seguí las instrucciones de mi sabio abuelo. Así lo hice…le decía al perro: vete de aquí, vete de aquí y le enseñaba el garrote diciéndole no te tengo miedo. En fracciones de segundos, el perro salió corriendo.

Mi abuelo, comenzó a reírse tan fuerte que me contagió su risa…los dos nos reímos muchísimo. Después me abraza y me dice que de ahora en adelante no le tendré más miedo a los perros ni a nada, porque la única manera de perder el miedo era enfrentarlo. Y, que su garrote es mágico. Ahora, cuando he sentido miedo recuerdo las palabras y el garrote de mi abuelo.

Todos nos hemos tropezado en algún momento con el miedo disfrazado con distintas máscaras, pero debemos tener la valentía para enfrentarlos y después abrazarlos tan fuertes que se conviertan en nuestros mejores aliados.

Sigue adelante, no seas víctima del miedo. Si no existiera el miedo, nada valdría la pena. No tengas miedo a vivir, porque el miedo a vivir es la peor limitante, es como estar parado en el balcón viendo la vida pasar y no atreverse a alzar el vuelo. La vida es alcanzar los sueños, hacer lo que nos gusta, disfrutar los pequeños momentos. Cuando luchamos por lo que deseamos, el miedo no puede limitarnos. Atrévete a salir de tu zona de confort, no te quedes paralizado. 

No tengas miedo a los cambios. Sólo ten miedo a quedarte inmóvil. Los fracasos son esenciales porque nos proporcionan la experiencia para continuar con nuestro proyecto de vida. Uno de los grandes fracasos puede ser el no intentar vivir mejor, solamente por el miedo a arriesgarnos.

Abraza tus miedos y serás libre.










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Aprende conmigo, es un sitio de autoayuda creado para compartir e intercambiar mis experiencias y vivencias conquistadas través de este hermoso viaje llamado VIDA, el cual no ha ido fácil. Sin embargo, enfrentarme a diversas situaciones me encaminaron a descubrir que somos capaces de vencer cualquier obstáculo siempre y cuando tengamos confianza en nosotros mismos. La vida misma, nos va guiando y enseñando diferentes modos de verla y está en nosotros buscar, mirar y escoger lo que nos gustaría ser, hacer y tener. Tenemos el libre albedrío, el cual también nos convertirá en exitosos o fracasados, tomando en cuenta que los fracasos es una herramienta que nos permite descubrir donde fallamos. En éste blog encontrarás un conjunto de técnicas que te ayudarán a impulsar tu desarrollo personal y profesional, a través de nuevas ideas o formas de pensamientos que te permitan generar cambios positivos en tu comportamiento y actitudes, dando como resultado una mejor calidad de vida y el logro de tus objetivos o metas. Así, qué si queremos hacer algo distinto con nuestra vida, lo único que debemos hacer es salir de nuestra “zona de confort”.

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