El ser humano es exactamente igual que una casa, tiene una parte exterior que muestra al público y una parte interior que algunas veces le da miedo enseñar. Esa parte interior es su piso, su alma. Muchas veces es tan fácil maquillar nuestra parte exterior que olvidados desempolvar o limpiar nuestro piso interior. Tanto es así, que en ocasiones está tan sucio que no nos permite respirar.
Sin embargo, existen otros cuerpos que se atreven a abrir las puertas y ventanas de su alma y la dejan respirar, limpian sus cristales para que entre la luz.
Es algo tan asombroso cómo nos dedicamos a criticar, maltratar y juzgar a nuestro cuerpo, sin darnos cuenta que sin él no estaríamos aquí. Por ello, es importante saber que la vida no tiene ningún sentido sin un cuerpo con el que sentir y experimentar. El cuerpo es nuestra alma, es quien nos lleva y trae a todas partes, es aquel que nos pide a cada rato que le amemos, sin embargo, en ocasiones, no le escuchamos.
Gracias a él reímos, cantamos, nos enamoramos, sentimos el calor y el frío. Gracias a él la vida se extiende a través de nosotros. Nuestro cuerpo habla y se comunica con nosotros. Nos envía señales cuando siente que algo anda mal.
No importa el momento, dedícate a estar a solas con tu cuerpo, contémplate y goza del cuerpo que tienes. Si, lo ves envejecido, apláudelo y agradece el estar vivo. Llévate bien con tu cuerpo, agradécele tanto placer que te brinda. Tienes cinco sentidos que te permiten estar en sintonía con las sensaciones.
Cuida a tu cuerpo como si fuesen tus padres, como si fuese tu hijo, sólo así te devolverá miradas de bienestar. Vive en tu cuerpo como que vivieras en un palacio, riega su jardín, nútrelo en conocimientos.
Recuerda que, un cuerpo bien nutrido y fortalecido te permite vivir en plenitud. Permítete sentir tus pies descalzos, siente tu respiración y los latidos de tu corazón. No permitas que tu cuerpo se desvanezca, nútrelo con los mejores colores y sabores que la vida te ofrece.
Regálale un tiempo para hacer ejercicios, baila, canta, haz el amor, crea hábitos que te permitan conectar con tu cuerpo.
Tu cuerpo es tu casa, ámalo tal y cómo es, es lo único que es tuyo, es tu templo. No te empeñes en sólo arreglar su parte exterior, algunas veces esto sólo es una fachada para ocultar lo que tenemos y llevamos por dentro. Limpia tu piso, saca todo aquello que no necesites. Así cómo limpias tu casa, por dentro, también atrévete a limpiar tu piso, tu alma, esto te ayudará a descubrir que cuando estamos limpios por dentro nuestro mundo exterior cambia totalmente.
Todo aquello que frene pasar la alegría, la felicidad, los buenos hábitos y el presente, sácalos de tu interior, es la única manera de darle la bienvenida a todo lo bueno y maravillo que te ofrece estar vivo. Sólo así apreciarás o lo que la naturaleza te ha regalado.
Nuestro cuerpo, es nuestra casa. El sitio donde habitamos.
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Norys Zerpa
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